Narraciones de Elisa Moheyer
En su relato semanal, Pídelo tanto que la vida de te diga: ah cómo chingas, ahí está, les contaré cómo acabé viviendo en Playa del Carmen.
Heme aquí a 28°C con una sensación térmica de 32°C, dos ventiladores prendidos el iPad con música y las luces apagadas, muero de calor.
Realmente no hay mucho pre, pidieron voluntarios para venir a cubrir una nueva sucursal acá y jamás pensé que me dijeran que sí. Cuando me dijeron que sí, me hiperventilé, entré en pánico e hice una maleta en la que metí todo lo que creí que era vital.
Salí de Toluca una mañana extra nublada como a 6°C, llegué a derritirme después de un trayecto de 4 horas y media en avión y autobus. La terminal parece estar justo junto al mar pero de eso me enteré el jueves, el director de la escuela pasó por mí y me llevo a dónde me estoy quedando.
La escuela está a seis cuadras del mar, pero de eso también me enteré el jueves, en la escuela hay aire acondicionado, casi nadie en Playa del Carmen es de Playa del Carmen. Parece que éste es el sueño americano jajajaja. Tengo pocos alumnos pero toooodos son míos jajaja con ésto me refiero a que soy la única maestra, algunos grupos los comparto con el director. Las recepcionistas tampoco son de aquí. La sucursal es súper silenciosa pero todos son muy lindos y agradables.

Todos los mensajitos de cariño de alumnos, ex alumnos y amigos me ayudaron un buen a disminuir la nostalgia de verdad que se siente bien raro estar tan lejos.
Los primeros tres días me regresé en la hora de la comida al cuarto que tengo por guarida, huyendo de la luz del sol, para querer ser vampiro creo que ésta no es la ciudad correcta. NO sé andar en transporte público, porque no sé a qué hora pasa y da una vuelta de cuarenta minutos de mi escondite a la escuela. Cuando en carro está a 10.
El jueves ya necesitaba pesitos, así que camine al cajero y seguí caminando hasta qué topé con el viejo azul. Estaba un tanto café por el sargazo, metí los pies al mar y regresé a la escuela, en el camino me encontré un changarrito de shawarma, estaba bueno.
A la mañana siguiente Viernes paso la anécdota estúpida número 1. Aquellos que hayan convivido más conmigo sabrán que no mato insectos porque en la congelada Toluca casi no hay insectos asquerosos. Acotación dos casi no prendo las luces aquí porque hace chingos de calor, así que en la mañana me metí a bañar e iluminada con la luz del celular procedí. Cuando ya estaba absolutamente enjabonada noté a mí derecha unas antenotas tamaño: no jodas. Era una súper cucaracha y entre que estaba enjabonada, no había luz, no supe reaccionar y entré en pánico, acabé inundando el baño y NO maté a la cucaracha, no por humanista ni nada de esas cosas, por güey. Ahora vivo con miedo de que regresen en montón El caso es que corrí y llegué rayando a la escuela.
Ese día comí en la fonda de junto y todo estaba muy sabroso, regresé a la escuela y me tiré al suelo de un salón desocupado porque muero de calor y cansancio. El caso es que más tarde el señor del aseo entro y no me había visto, pobre hombre pegó un brincote del susto.
Hoy fue el primer sábado qué pasó fuera de Toluca desde que estoy en Quick y no sé que extrañe más, a los teachers, a los alumnos o los taquitos. Jajajajajaja. Tuve un solo alumno, pero todo salió bien.
Regresé a mi escondite y no he vuelto a salir, quizá mañana tenga más fotos lindas para ustedes. Hasta aquí mi reporte Tulio.
